jueves, 11 de octubre de 2012

LA HORA DE LA MUJER

LA HORA DE LA MUJER
La mujer en Colombia, ha tenido, poco a poco y con el paso de los años una repercusión predominante, se puede plantear desde una crónica desde una experiencia de la identidad femenina en Antioquia y desde acá para todo el mundo. Esta fue una propuesta realizada por el Señor Alcalde de Medellín, en su momento, doctor Sergio Fajardo Valderrama y su equipo de trabajo administrativo, con el homenaje a las mujeres con la creación de la Esquina de la Mujer.
Fue en la década de los 50 cuando una mujer: Rosita Turizo de Trujillo, quien estudiaba Derecho en la Universidad de Antioquia, (séptima mujer que optaba por una carrera civil en el departamento de Antioquia). En la presidencia del General Gustavo Rojas Pinilla, ella lideró la campaña con el fin de reconocer los derechos políticos del sexo femenino. A partir de 1956 la mujer en Colombia pudo elegir, pero sobretodo ser elegida.

También se destaca María Cano: "La Flor del Trabajo". Quien promovió la igualdad de salarios, tanto para el hombre como para la mujer. La implementación de las ocho horas laborales, ocho para el estudio y ocho para el descanso.

Entre las comunidades indígenas Emberá Catía, se destacan: la Cacica Dabeiba y la Cacica Agrazaba. Ellas, hacen parte de la mitología indígena. Defendieron los derechos de los aborígenes, pero también castigaban a quienes iban contra la identidad de la raza.

Simona Duque, se destaca entre todas por su heroísmo: entregó a sus siete hijos para el servicio de la Patria, como Soldados eran enviados a liberar a Colombia de las injusticias y violencias. Era la mamá del general José María Córdoba.

Beata Madre Laura Montoya Upegui, religiosa católica, quien en 1914 optó por los pueblos indígenas del Urabá, del Chocó, de Córdoba, Arauca, Colombia entera, América y el mundo. Hizo presencia en muchísimas comunidades aborígenes, pero también le abrió el camino para que muchas mujeres pudieran comprometerse con la liberación integral de los pueblos indígenas. Hablando su misma lengua, durmiendo entre sus bohíos o malocas, comiendo de su mismo plato, es decir, con la pedagogía de la identificación e inserción cultural. Hoy la misión de la Beata Madre Laura Montoya continúa en muchísimas mujeres que solidaria y cristianamente dignificando los derechos de los nativos.

Ese es un principio. Desde allí bebemos algunas raíces del empoderamiento femenino, pero la historia se actualiza con quienes se destacan en la vida política: Parlamentarias, Diputadas, Ministras, Gobernadoras, Alcaldesas, etc. y lo hacen efectivamente.

Quienes en la empresa privada también, generan ideas, proyectos, crean, compiten, comparten...

En tantísimas madres cabeza de familia, que a pesar de la situación económica y social del país y del entorno, trabajan noche y día por dar vida y por generar vida. Para que los demás tengan vida en abundancia, las madres ofrendan la suya hasta el extremo.

En cuanto al tema del Doctorado y los salarios se encuentran varias consideraciones:

Si bien se ha escalado mucho últimamente, es preciso reconocer que la mayoría de las mujeres que estudian y continúan con su proceso de formación académica, son quienes se desempeñan como docentes y en luego quienes se dedican a actividades administrativas o de docencia. La mujer, en Colombia, todavía sigue sintiendo que está llamada a ser el eje y el núcleo de la familia, la dama del hogar, por eso le dedica poco tiempo a estudiar. Aún así se pueden encontrar quienes siendo madres cabeza de familia, deban repartir su tiempo trabajando de día y estudiando en la noche con el fin de tener oportunidades para ascender en su vida laboral y profesional, para realizarse plenamente y solo compartir con sus hijos y conyugues los fines de semana y como en la canción: “El tiempo no me alcanza”.
 Con un poco de imágenes el texto cobra vida, porque reflejan la situación de la mujer. 



 
Qué mejor manera que terminar esta reflexión con las palabras del Beato Papa Juan Pablo II en la Carta a la Mujer, escrita el 29 de Junio de 1995 y citada en:

http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/letters/documents/hf_jp-ii_let_29061995_women_sp.html

"Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida.

Te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.

Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia.

Te doy gracias, mujer-trabajadora, que participas en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, mediante la indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del « misterio », a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad.

Te doy gracias, mujer-consagrada, que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta « esponsal », que expresa maravillosamente la comunión que El quiere establecer con su criatura.

Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas".

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